“Ha pasado mucho tiempo, y han pasado muchas cosas, y han
pasado YA y da vértigo”
(Haz que cuente - Musilosofoesía 2010)
(A todo esto, los domingos siguen pareciendo domingos.)
Lo malo de lo bueno es que uno se acostumbra, y, como nada
perdura, uno echa en falta ciertas nimiedades como nunca antes lo hizo. Cuando
uno siente esos vacíos y se le ocurre volver la cabeza, ve todo lo que pasó con
nuevos ojos, y dice la palabra “nuevos” y se droga con ella (como si aún
pudiera hacer algo al respecto), y se queda mirando un largo rato esas viñetas
de lo sucedido, como a ventanas abiertas a un mundo mejor que ya no existe,
donde una vez estuvo. Uno despierta de pronto, y ahora si conoce la nostalgia,
esa impotencia espacio-temporal etérea que recorre los álbumes de fotos
mentales (Tuenti, Facebook… todo vale), y se le cae una lágrima a veces física.
El tiempo dilata la distancia entre nuestros actos, en una
única dirección; trata de elegir bien, invierte tiempo en educar la intuición,
ten fe (no excesiva). Trabaja tu sentido del humor, está muy bien pagado a la
larga.
(podría seguir escribiendo, aún se me ocurren cosas... pero
tengo sueño, sueño de domingo, que no es exactamente sueño)
Y como le oí una vez a Javier Krahe, aunque tengo entendido
que es de Les Luthiers:
Cualquier tiempo pasado fue anterior.
Ayer era tarde.
ResponderEliminarEs un placer escucharte, y leer tus letras.